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lunes, 27 de octubre de 2008

Minería a cielo abierto en Costa Rica

Qué linda es la tierra en la que nacimos los costarricenses! Disfruto con sinceridad de una caminata por el bosque, visitar una cascada y recorrer los rincones del país para admirar nuestra biodiversidad. Pero esta visión parece contrastar con la expresada por el sr. Presidente, don Oscar Arias, quien salió en defensa de una de las actividades industriales más destructivas del ambiente.

La minería a cielo abierto que se pretende realizar en Las Crucitas de San Carlos es una actividad que va en contra de la visión de un país verde que promocionamos en el exterior, atenta contra nuestros derechos de tener un ambiente sano que podamos con orgullo entregar a generaciones futuras y representa una seria amenaza contra la biodiversidad del país.

Si se aprueba esta actividad en nuestro país, se da luz verde a que otras empresas busquen lo mismo, con el trillado argumento de que este tipo de destrozos ambientales representan el progreso de Costa Rica.

¿Cómo puede ser progreso destruir por entero el suelo, los bosques y la fauna de un sitio?

Aquellos que defienden este tipo de actividades, no conocen el daño que causan o, lo que es peor, si en verdad lo conocen y aún así lo aprueban son parias de nuestra sociedad. Un ejemplo lo proporcionó un supuesto "periodista", vocero de la compañía a cargo del proyecto, quien con demagogia de pacotilla y un comportamiento altanero y falto de seriedad, lo que hizo fue poner en evidencia que esta actividad es rentable para unos pocos, pero dañina para la mayoría.

Costa Rica no puede ni debe permitir que algunos pocos se beneficien a costa de la destrucción que más beneficios nos da, nuestra naturaleza. ¡Que las generaciones del futuro hereden un ambiente sano y agradable, libre de contaminación y libre de parias que buscan atentar contra nuestros tesoros naturales!

Fuente:
Marco Barquero Arroyo

Desaliento total

Fuente: http://www.informa-tico.com/index.php?seccion=articulo&edicion=20081027&ref=24-10-08080008

Durante los 5 años que estuve viviendo y estudiando mi postgrado allá, siempre admire la belleza natural de COSTA RICA, un país que donde quiera que uno vaya siempre se habla de él por su hospitalidad, sus recursos y por su alto porcentaje de tierras destinadas a la conservación de la diversidad biológica.

Estimados hermanos ticos

Aunque ya no estoy allá, como conservacionista responsable de la perpetuación de los recursos naturales, y su uso sustentable manifiesto mi mas enérgica protesta, dado que el derribar 190 has de árboles no solo significa eso sino muchas otras cosas, tengamos presente el calentamiento global, enlistemos algunas otras

- Perdida de la biodiversidad
- Lavado de tierras hacía zonas bajas
- Contaminación de las aguas superficiales y subterráneas (efectos residuales de contaminantes mercurio tal vez

- Daños colaterales secundarios a la comunidad

Solo por citar algunos. Téngase presente que los que trabajaran ahí, serán eso., trabajadores pero su nivel ni vida seguramente no mejore, pues el producto de su trabajo será para la empresa

Señores ticos, ustedes son en ejemplo de conservación para el resto del mundo, no lo echen por la borda por un proyecto NO SUSTENTABLE, pues si un proyecto afecta el equilibrio ecológico de un lugar dado, entonces no es sostenible.

Cordialmente
Angel Sol Sanchez (Ph.D)
Investigador
México.

Narcotráfico y drogadicción

Dr. Rogelio Arce Barrantes

Nadie que haya experimentado el hambre, aunque sea entre comidas, puede ignorar que no hay malestar más complejo que esa sensación de vacío doloroso en la boca del estómago. Difícilmente podemos entender quienes no hemos experimentado el hambre de verdad, aquella que se da porque escasamente se puede hacer un tiempo de comida al día y una comida que no sustenta, no por dieta ni por ayuno voluntario, sino porque no pueden comer más que esa miseria diaria si es que lo hacen.

Si hemos experimentado la sensación de abandono que sienten los que no tienen donde albergarse, podemos entender qué sienten los que están arrinconados entre cartones bajo alguno de los cientos de puentes y recovecos, no por una noche, sino por meses y años. En las ciudades modernas hemos visto el desplazamiento de los pobres que mendigaban para mal comer por verdaderos ejércitos de pordioseros que lo que buscan es saciar sus ansias de oler “crack”, esta droga considerada la más adictiva de todas ya que solo bastan tres veces que se use para convertirse en adicto, tres veces y la esclavitud para el resto de la vida (si podemos llamar vida a esa manera infrahumana de existencia).

Antes veíamos al borrachito del barrio adelgazarse lentamente mientras dormitaba eternas borracheras en un caño o recostado a una casa; ese cuadro, aunque patético, no representaba más que una molestia porque afeaba nuestro día y nos recordaba lo que podíamos ser si abusábamos de la bebida. No pasaba de ser el problema de doña Nicolasita, la esposa del borrachito, o las Méndez, hijas de aquel otro que en medio de unas charlas de mediana lucidez relataba los dos goles que le metió a aquel portero allá en el Estadio Nacional, para caer en el sopor etílico de nuevo.

Ese cuadro, triste desde luego, no significaba más que una advertencia para los ciudadanos que a diario lidiaban con él o con ella, dándole un cuatro o una peseta para quitárselo de encima, una manera de recordarnos que cualquiera podía llegar a ser un borrachito de barrio.

Todo ha cambiado en todo el mundo, y desde luego las ciudades grandes y pequeñas de Costa Rica no son la excepción, y ahora las cosas son diferentes, ahora vemos por doquier ejércitos de adictos que en un delirio frenético por conseguir la piedra del momento; se prostituyen, roban, matan, hacen lo que sea para los trescientos pesos del viaje al infierno, que es efímero por desgracia para ellos y para nosotros.

De un lado tenemos a los transeúntes pacíficos que tienen que lidiar a diario con esas legiones de adictos agresivos y que envalentonados por la droga no se amedrentan ante nada, para quienes parece no existir más meta que la siguiente piedra (la mano de obra barata de las mafias, dice Andrés Oppenheimer), que no se rigen bajo ningún tipo de norma, que han perdido hace mucho su verdadero yo, su voluntad la han rendido ante la droga que los tiene aprisionados, es una especie de Vudú que hace zombis con una facilidad asombrosa. Por el otro lado, está el lucrativo negocio de las drogas, cuyo subproducto es el crack, la droga de los más pobres, que al final es la que más daño produce, con las colosales fortunas que se mueven tras ese tráfico gigantesco que recorre el mundo destruyendo todo a su paso.

El manejo de la lucha contra el narcotráfico está en manos de las autoridades, que imagino que hacen lo que pueden para controlarlo, no sé, pero supongo que es así. ¿Y el manejo de las huestes de adictos? ¿Se lo dejamos al IAFA? Por buena que sea esa institución, dadas las proporciones de la peste de la drogadicción, no creo que pueda manejar ni la décima parte del problema, mientras sigue “in crescendo” este flagelo.

Dudo que haya otra plaga tan humillante como la adicción y más peligrosa, es la madre de las maras y del robo de celulares a expensas de la vida de inocentes, para conseguir ese viaje al infierno que si no se toma mata y si se toma mata también. ¿Por qué razón el Gobierno no destina los bienes confiscados a los mafiosos para manejar estas personas en sitios adecuados? Hasta donde sé, lo que se confisca son verdaderas fortunas, ¿no sería lo más justo que ellas sirvan para tratar de incorporar a la sociedad a quienes ayudaron involuntariamente a amasarlas a expensas de la pérdida de la voluntad y del dolor de sus familiares? ¿Será que las leyes no permiten usar esos dineros sucios para limpiarles el cuerpo y después el alma a quienes han dado su vida entera a la droga? ¿No pueden legislar en ese sentido los señores diputados? ¿No puede incorporar el Gobierno en sus programas de desarrollo humano y sanitario esos dineros en aras de sacar esa gente del infierno, evitando la megadelincuencia barata?
Ante una persona que ha perdido su voluntad, que está totalmente insano mentalmente, la reclusión en sitios de curación es una obligación, y que no me venga la Sala IV con que no se puede, porque las leyes son para los que están cuerdos, no para quienes ya dejaron de estarlo hace mucho, a estos tenemos que auxiliarlos aunque no lo quieran. Estas preguntas y sus respuestas le quedan a quienes ejercen el poder, ellos son quienes están obligados a responder. Tienen esa obligación con la sociedad entera, es el deber del Estado velar por sus ciudadanos, aunque estén sumidos en ese inframundo de la drogadicción.

El cuerpo de la tierra y la minería

Dorelia Barahona

En medio de las mañanas lluviosas de este San José de Costa Rica, país pequeñito y chineado en su individualismo, donde todavía cantan pájaros y pericos, y se ven las nubes en todo su esplendor de tormenta tropical acechando los magníficos volcanes, surgen personajes que dulcemente, pedagógicamente, manifiestan su aceptación a la minería a cielo abierto, jurando ante el altar de las buenas intenciones, que es lo mejor que le puede pasar a la zona donde se establezca. Para todo hay una argumentación y en este caso igual: son más los beneficios que los maleficios dicen:
¡Porque el hueco que se hace después se rellena, los árboles que se cortan después se plantan con creces y los sistemas para purificar la tierra del mercurio y demás venenos, serán modelos en la historia de la minería en Costa Rica! Además las ganancias para el estado serán de 400 millones y muchas familias vivirán durante diez años comprando TV nueva.

¡Qué maravilla! Oigo las argumentaciones y es como si oyera el eco de la trasnochada venta, de puerta en puerta, del vendedor impecable, argumentando sobre los beneficios del aparato mágico.

El mismo aparato mágico que ha desbordado los bancos mundiales y las deudas de los consorcios y que ha hecho que el capital, vicioso de sus ganancias, busque como loco, por todo el mundo, donde pegar sus ventosas para succionar la sabia que cada día escasea más en el planeta. Estertores de un sistema económico que mata la vida en 10, 20, 50 años.

Y que tenemos los ticos además del gusto por el dinerillo de muchos…
Pues, mariposas, pececitos, arbolitos, riítos, plantitas, airecito, animalitos, playitas…ciudadanos sin ejercito… Lo que muchos países ya no tienen precisamente por haber dedicado en el pasado sus territorios a la minería, entre otras industrias.

Quitémosle el ecosistema, la biodiversidad a este país y nadie se queda y nadie viene… y a nadie le importará los 400 millones de ganancias sobre un territorio en ruinas, y sin pirámides, como sucedió con las minas de Abangares y de Miramar.

Es igual la argumentación del abogado de la empresa a decir que sobre el cuerpo de la tierra, que es el cuerpo de la persona, se va a hacer una cirugía donde le sacarán ciertos órganos muy valiosos, pero en contrapartida, le harán una cirugía reconstructiva que lo dejara guapísimo, y de paso muchos ganarán, los inversionistas dueños del hospital, los médicos, anestesistas, enfermeros y psicólogos que lo atiendan, para que acepte que ese pedazo de su cuerpo, es suyo aunque ya no sea el original, y usted se levantará con más dinero en el banco, aunque en el futuro, los dolores de cabeza no lo dejen en paz.

¿No les parece maravillosa la idea?

HOY ES

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